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Atletismo: ATLETAS ARGENTINOS, EN LAS UNIVERSIDADES DE EE.UU.

COMPETENCIAS INDOOR Y OUTDOOR 

(Fuente: CADA; foto: Drake University) 

Varios atletas argentinos figuran actualmente enrolados en los equipos de universidades de Estados Unidos. Tanto los sistemas de preparación como el calendario de competencias -indoor y outdoor- en el atletismo universitario estadounidense están entre los más avanzados del mundo. Y suele ser una magnífica oportunidad de progreso para los jóvenes, ya se trate de su aspecto deportivo como de su preparación profesional para las distintas carreras. También, a la hora de decidirse por ese camino, los atletas tienen que atender cuál es la universidad qué eligen, sus posibilidades de adaptación y quiénes serán los entrenadores que guiarán sus campañas.

A lo largo del historial atlético, varios de los más notables representantes argentinos hicieron esa experiencia. El caso más exitoso es el de Tito Steiner quien, desde principios de la década del 80, ha dejado marcas y resultados en el decathlon aún impresionantes hasta nuestros días, por ahora imbatibles en nuestro país.

Una de los primeros entre los grandes atletas argentinos que recibió una beca universitaria USA fue Ricardo Heber, aquel magnífico jabalinista que conquistó el oro panamericano en Buenos Aires (1951) y que ganara en seis oportunidades el título sudamericano. Heber asistió a la Arizona State University, pero permaneció por un breve período. En cambio, el lanzador de bala Juan Kahnert -convocado por la Universidad de California- se afincó definitivamente en EE.UU. y fue allí donde se convirtió en el primer argentino en superar los 16 metros (16.64 el 23 de abril de 1955 en Berkeley). Un año más tarde logró el 5° puesto del Campeonato Nacional Universitario (NCAA), justamente en Berkeley, logrando nuevamente el récord con la mejor marca de su campaña 16.75 m.

A fines de la década del 60, el inolvidable garrochista Erico Ricardo Barney, campeón y recordman sudamericano, tras su buena performance en los Juegos Olímpicos de México, también se marchó a California. Fue allí donde estableció su definitivo récord de 4.87 m., además de recibir su diploma de Ingeniero, profesión en la que desarrolló una notable trayectoria.

Cuando Tito Steiner despuntó como el mejor atleta para las pruebas combinadas en nuestra región -tras obtener el título sudamericano en Rio de Janeiro (1975), además de batir el antiguo récord de Enrique Kistenmacher- estudió varias posibilidades. Una de ellas, era radicarse en Alemania, base de una de las mejores escuelas de decathlon a nivel mundial. Pero finalmente se inclinó por la beca que le ofrecía la Brigham Young University, en Provo, Utah. Tito dejó un selló inolvidable en la BYU, se convirtió en un verdadero ídolo para ellos tras obtener en tres oportunidades el campeonato nacional (1977, 1979 y 1981), además de superar varias veces el récord sudamericano hasta dejarlo en 8.291 puntos.

La campaña de Tito alentó a otros atletas argentinos a intentar el mismo camino. Daniel Mamet, quien se había consagrado campeón sudamericano de salto en alto y recordman nacional con 2.18 m. entrenando en su reducto de Bahía Blanca, también estuvo en la BYU, aunque por un período breve. Lo mismo sucedió con aquella formidable aparición del salto en alto que fue Liliana Arigoni, con un paso por Texas antes de volver al país, elevar el récord nacional a 1,90 m. y lograr el pasaporte olímpico a Los Angeles 1984. Otro de los que también estuvo en Texas -y se quedó definitivamente allí- fue el mediofondista Pedro Cáceres, quien había mejorado la marca nacional de los 800 metros y luego se convirtió en especialista de 3.000 con obstáculos, prueba en la que llegó a aquellos Juegos de Los Angeles.

El mediofondista Omar Esteban Ortega marcó huella con su paso por la Washington State University, con base en Pullman. Era la época en que el equipo de la WSU, dirigido por el coach John Chaplin, contaba con un fenómeno mundial como el kenyata Henri Rono, autor de los récords mundiales de 3.000, 5.000 y 10.000 en unas pocas semanas. Rono -luego derivado en una vida de infortunios- estaba acompañado por varios compatriotas que elevaron considerablemente el nivel de las pruebas de fondo en el atletismo universitario USA. Entrenando y compitiendo junto a ellos, Ortega también elevó el standard argentino en mediofondo, batió el récord de 1.500 en seis oportunidades hasta fijarlo en 3m40s8 (Stanford 1984), marca que recién pudo superar Javier Carriqueo, más de dos décadas después. Ortega se marchó de la WSU, además, con un diploma en Economía que le permitió desarrollar una sólida trayectoria empresaria.

Santiago Lorenzo fue el heredero de la corona de Steiner en el decathlon ya que ganó el Campeonato de la NCAA en 2001 con su mejor registro personal de 7.889 puntos. Representante argentino en los Sudamericanos, mundiales y olímpicos -y hoy un prestigioso médico- Lorenzo entrenó y compitió en una de las más famosas «factorías» del atletismo universitario, Oregon, con base en Eugene (donde se celebrará el Campeonato Mundial 2022).

Poco después llegaría el turno de Jennifer Dahlgren. En su caso, era un paso lógico, ya que «Jenny» y su familia vivían desde que ella era chica en Estados Unidos. Con raíces atléticas en su propia familia -Irene Fitzner, su madre, fue nuestra gran velocista a principios de los 70- Dahlgren se destacó como lanzadora en las competencias colegiales y de allí pasó a la Universidad de Georgia, cuyo equipo atlético tiene gran tradición en esta especialidad. Además de asentarse sobre los 70 metros -antes de volver al país y ofrendarle numerosos títulos sudamericanos e iberoamericanos- Dahlgren ganó en dos opoortunidades el Campeonato de la NCAA en Sacramento (2006 con 69.00 y 2007 con 70.72), además de ser subcampeona en 2005 con 66.72 y medalla de bronce en 2004 (Austin) con 66.12.

Otros atletas argentinos que en distintos períodos, más recientes, estuvieron en las competencias universitarias USA fueron el mediofondista marplatense Juan Carlos De Bastos, la saltarina salteña Leona Burton-Rojas, la garrochista y atleta múltiple Noelina Madarieta (para la Fresno State, en California), el velocista Matías Pellegrino (Penn State), por ejemplo. Actualmente se han enrolado varios atletas más. Mariano Kis, quien reside desde chico en EE.UU., compite ahora para la Colorado State University y con apenas 20 años ya consiguió una marca de 17.32 m. en lanzamiento de bala, obteniendo el llamado título «de conferencia» en Clovis, California. La mediofondista entrerriana Inés Macadem comienza a destacarse en Tiffin con una marca de 2m12s92. Y dos mediofondistas/fondistas de la FAM inician su experiencia allí: Anastasia Kirillov en la Drake University (Iowa) y Sofía Ivanko en la Eastern Michigan, con base en East Lansing. Kirillov, aún junior, ya corrió este año los 1500 en 4m39s85 y los 5.000 en 17m23s46 mientras que Ivanko, surgida de la agrupación atlética El Bosque, marcó recientemente 17m41s81 en 5000 y 36m18s70 en 10.000. El mediofondista entrerriano Dylan van der Hock, integrante del equipo argentino en el último Sudamericano de Guayaquil, también ya cuenta con una beca para asistir a una universidad californiana.