Las Gigantes no pudieron ante el mejor equipo del mundo. Estados Unidos lo ganó 91-34 y hay que ir por la hazaña.
(Fuente: CABB; foto: FIBA)
Con el resultado de Brasil puesto y con la urgencia de cambiar la imagen del estreno, Argentina abrió su segundo partido a un ritmo altísimo de intensidad defensiva, negando que le llegue el balón a Fowles en la pintura, presionando en primera línea con Delabarba y Boquete, y en ataque lastimó con la caída de los picks por el eje. El principal lunar estuvo en la finalización de esas acciones, dándole vida a una Estados Unidos que se acomodó con el ingreso de Plum, la socia necesaria que encontró Fowles para llenarse de puntos en el segundo cuarto. Es un pestañeo, y tras varios ataques estacionados sin éxitos de Argentina, las campeonas mundiales quebraron el marcador, con su defensa asfixiante provocaron que Las Gigantes pasen minutos sin anotar y por consiguiente en un bache de desesperación, yéndose al entretiempo con total dominio del encuentro y una ventaja a favor de 44-13.
Terminado el descanso largo, y con el partido totalmente a favor, Estados Unidos se lució haciendo gala de su buena defensa para correr la cancha y anotar sin oposición. En el ataque 5 vs 5, las campeonas olímpicas tuvieron un altísimo porcentaje en tiros de media distancia y la diferencia fue en aumento. En Argentina no se negoció la entrega, aunque anotar resultó una quimera. En el cuarto final se vio lo mejor de la albiceleste en defensa, con la intensidad de Sol Castro y Victoria Llorente, y en ofensiva con una Delabarba incisiva y Boquete amigándose con el aro, un bien indispensable para el equipo para lo que viene. De todas maneras, la luz que habían sacado en los parciales anteriores la sostuvo el fondo de la banca y Estados Unidos se impuso por 91-34.