Fuente: Turf Diario
EL HIJO DE HELIOSTATIC SUPERÓ EN LA VOTACIÓN A DONA BRUJA Y SIXTIES SONG
Con polémicas, dominadores contundentes, discursos importantes y He Runs Away como gran ganador pasó anoche una nueva entrega de las Distinciones Carlos Pellegrini, en este caso, premiando a los mejores de la temporada 2016. El hijo de Heliostatic, ganador de los grandes premios Jockey Club (G1) y Nacional (G1), se quedó con la estatuilla más buscada, la de Caballo del Año, batiendo en esa carrera imaginaria a otros dos titanes del año último como Dona Bruja (Storm Embrujado) y Sixties Song (Sixties Icon), que, de todas maneras, no se irían con las manos vacías a casa. He Runs Away también se quedó con el título de Campeón 3 Años Macho, aunque, no fue muy razonable qu
e luego cayera en la votación como Campeón Fondista ante Sixties Song…
Cosas que tienen los Pellegrini que siempre provocan cruces de miradas. La extraordinaria temporada de Dona Bruja le valió ser elegida Yegua del Año y Campeón Yegua Adulta. Merecimientos tuvo de sobra la zaina de Iván Gasparotto y que prontito saldrá a la cancha en los Estados Unidos, donde comparte la misma tira de boxes en el stud de Ignacio Correas (h.) con Le Ken (Easing Along) y Blue Prize (Pure Prize), otros dos nombres que sobresalieron en la velada realizada en la Tribuna O¡cial del Hipódromo de San Isidro. Le Ken, uno de los que tranquilamente podría haber integrado la terna de Caballo del Año, fue un canto a la consistencia y por eso no asombró a nadie que fuera escogido Campeón 2 Años Macho y Campeón Millero. La potranca de La Manija, en tanto, se quedó con el preciado título de Campeón 3 Años Hembra. La Providencia festejó otro Pellegrini, esta vez de la mano de Kononkop (Pure Prize), indiscutida Campeón 2 Años Hembra, mientras que ganar el Gran Premio Dardo Rocha (G1) le bastó a Keane (Equal Stripes) para vencer como Campeón Caballo Adulto y Santillano (Easing Along) se llevó un reconocimiento merecido como Campeón Velocista. Ganador de ambas estadísticas, Francisco Leandro fue el Jockey del Año; Gustavo Villalba fue el Jockey Aprendiz del Año y, como no podía ser de otra manera, Alfredo Gaitán Dassié mereció la distinción como Entrenador del Año. Firmamento fue, nuevamente, el Criador del Año, ocasión que fue perfecta como para que Juan Carlos Bagó, propietario de la cabaña, realizara el discurso más atinado y real de los varios que se escucharon en la noche. Santa Elena -Sixties Song, Keane, Nashville Texan (Forestry), etc…- fue Caballeriza del Año, Southern Halo repitió como Abuelo Materno del Año y Blissful Song (Unbridled’s Song), que produjo a Sixties Song y Celestial Candy (Candy Ride), fue Madre del Año. Finalmente, rara paradoja se dio con el premio a Padrillo del Año, donde terminó sobresaliendo Catcher In the Rye (Danehill), ganador de la estadística nacional de 2016 pero que no tuvo hijos consagrándose anoche.
Hubo también, lugar para menciones especiales, merecidas, por supuesto. Revista Palermo, César Coco Valle, Roberto Pellegatta e Ignacio Pavlovsky fueron destinatarios de los bonus track de la noche. Cabe aclarar que las Distinciones Carlos Pellegrini son producto de los votos de la Asociación Cooperativa de Criadores de Caballos SPC Ltda., la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera, la Asociación Gremial de Profesionales del Turf, el Círculo de Propietarios de Caballerizas SPC, Criadores Argentinos del Sangre Pura de Carrera, los diarios La Nación y Popular, las revistas Palermo, Argentina Turf Magazine y Todo a Ganador, los sitios web Caballos del Mundo, Campana de Largada y Turf Diario, el programa de TV La Revista del Turf, las emisiones radiales El Derby y La Voz del Turf, junto con la participación del público. Finalmente, Miguel Crotto, Presidente del Jockey Club Argentino, entregó el Pellegrini del Año al Laboratorio del Hipódromo de San Isidro, con lo que, nuevamente, el Jockey Club se premió a sí mismo o a parte de su gente, algo que se repitió en varias ocasiones al cabo de los últimos años.
Claramente Alfredo Gaitán Dassié hubiera sido merecedor de esa estatuilla, con lo que recuperaría parte del signif¡cado perdido en los tiempos recientes -inolvidable premio al público que nos acompaña mediante…-. La creación de ese reconocimiento quiso destacar a la máxima ¡gura de cada calendario, pero la fuente se fue diluyendo y hoy, más allá de los méritos del laboratorio, ya no tiene razón de ser.