(Por Hugo Tajes; foto: Deporte Argentino Plus )
Hace muuuchos años atrás el hockey femenino era el deporte de una élite de mujeres que lo jugaban en los clubes ingleses según los prejuicios de la época.
El arribo de las Leonas trajo consigo la popularidad del deporte y la aceptación general. Ahora ver a una chica con el palo por el bajo flores, la zona sur o la zona oeste del Gran Buenos aires no causa sorpresa a nadie.
Las Leonas a través de sus éxitos generaron hinchas propios en todos los ámbitos sociales y las finales televisadas pasaron a ser vistas en forma masiva.
Hace muuuuchos años atrás el hockey masculino era un deporte de snobs o amanerados que lo jugaban en los clubes ingleses según los prejuicios de la época.
El arribo de las Leonas y su popularidad hicieron que más varones adoptaran con naturalidad el juego y que aquellos motes prejuiciosos desaparecieran completamente, aunque sobrevivía el de ser los tipos que jugaban el deporte de las Leonas.
Los Leones a través de los recientes éxitos comenzaron a tener identidad propia, ahora son ellos los que atraen a otros jóvenes a jugar el juego y encima son ellos los que tendrán en vilo a todo el público frente al televisor para la final.
Así como las Leonas tuvieron una historia atrás para respaldarlas, pero alcanzaron su ser realmente en el Mundial de 2002, estos muchachos también alcanzaron su ser en un mundial, el del 2014.
Esta final Olímpica marca un antes y un después, una línea inicial. Los Leones tienen a partir de hoy su propio génesis.