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JJOO Tokio 2020: FÚTBOL MASCULINO | OPINIÓN: NADA QUE REPROCHAR

La Selección Argentina Sub-23 cayó en primera ronda en estos Juegos de Tokio 2020. Aquí, las razones de por qué sucedió esta frustración del sueño olímpico para el fútbol argentino.

Por Ezequiel P. Pernica (Agencia VEIEM 360) para Deporte Argentino Plus

A la Selección Argentina se le terminó el sueño olímpico en los Juegos de Tokio 2020. Los dirigidos por Fernando Batista cosecharon una dolorosa derrota en el debut contra Australia, un costoso triunfo frente a Egipto y un empate parejo frente a una dura España. No es poco, pero no alcanza. 

Más aún sabiendo que combinados como Brasil o España, que llevaron seleccionados mucho más auspiciosos que el nuestro les costó mucho clasificar. Richarlison y Dani Álves ilusionan en Brasil, mientras que en España, la mitad del once inicial es el equipo que llegó a semis en la Eurcopa: Unai Simón, Pau Torres, Carlos Soler, Pedri, Dani Olmo y Oyarzábal. Y la lista no termina allí.

Antes de utilizar la palabra fracaso habría que rever lo que ese concepto significa, ya que estamos acostumbrados a utilizarla a medida si hablamos de fútbol, basándose en una tendencia resultadísta y poco analítica. Los chicos del «Bocha» dieron lo mejor. Pusieron todo en la cancha y su entrega es inobjetable. Merecieron irse aplaudidos por el corazón con el que afrontaron esta aventura. No se les puede reprochar nada, por más que haya críticas futbolísticas que objetar.

Y las hay. Las promesas de Barco, Almada y Mac Allister no explotaron como se hubiese imaginado en la previa. Gaich pareció no pudo conectar con los armadores y tuvo poco peso en ataque. La defensa resultó endeble. Y muchas otras cosas que no vale la pena traer a colación. Críticas de lo que se hizo dentro de la cancha hay, inclusive para las decisiones que tomó Fernando Batista, pero no es el objetivo de esta nota. 

El Problema dirigencial y la misma historia de siempre

La Raíz del problema radica en otro lado. En primer lugar, no se puede pretender un podio cuando los mismos clubes lloran y patalean a la hora de ceder jugadores a la Selección. Más aún, para a los Juegos. Recordemos que es la segunda vez consecutiva que la albiceleste se marcha de una cita olímpica en primera ronda en un grupo que parece accesible.

Si recordamos Río 2016, que tuvo al Brasil de Neymar en lo más alto del podio, la imagen de la Selección fue para el

Río 2016. Ángel Correa llora luego de la eliminación ante Honduras.

aplauso comparado con la de hace cinco años. Pero tal y como sucede hoy, la raíz de lo que se vio está en otro lado. En aquella ocasión, El ‘Vasco’ Olarticoechea había asumido la difícil responsabilidad de hacerse cargo de la Selección a pocos días de la cita tras la renuncia del ‘Tata’ Martino.

¿Por qué había renunciado Martino? Por varias razones. Pero la que colmó el vaso y precipitó su renuncia fue la constante pelea con los clubes que no cedían jugadores para Río. Batista, técnico de la sub-20, volvió a tener el mismo problema que su predecesor: los clubes se negaban a dejar ir a sus jugadores a la cita olímpica, por lo que le dijeron al entrenador «que se arreglara con lo que tuviera a disposición», eso implicó en parte, resignar las tres plazas para jugadores mayores de 23 años.

El sueño olímpico

Lo irónico es que uno de los jugadores elegidos era Carlos Izquierdoz, el capitán de Boca, y uno de los que le negó esa chance fue su vicepresidente, Juan Román Riquelme. El dato curioso es que Román fue el capitán de la Selección olímpica campeona en Beijing ’08, el único título que pudo ganar con la celeste y blanca. Otro jugador fue Enzo Pérez de River, negado por D’Onofrio y dirigido por Gallardo, otro integrante olímpico, esta vez, integrante en la delegación de Atlanta ’96 que terminó subiéndose al podio con la medalla de plata.

Pero inclusive, el problema está aún más allá y el aspirar a ser olímpico recae más en el interés personal que en la obligación que puedan llegar a tener los clubes. Recordemos como Messi exigió a Laporta estar en Beijing y como Guardiola, oro olímpico en Barcelona ’92 con España, cedió su favor. Recordemos a Román también o Ronaldinho. O el mismo Dani Álves ahora. Es la lucha contra los dueños del negocio para satisfacer un sueño personal como deportista.

El problema cultural

Existe otro problema aún mayor. Esa es el desmerecimiento absoluto para lo que representan los Juegos Olímpicos y eso se ve en la desvalorización general de la obtención de las dos únicas medallas doradas que hay en nuestro haber.

Se suele decir que Mascherano no ganó nada con la Selección. Error. Mascherano es el único deportista argentino

Mascherano. El único deportista argentino que tiene dos medallas doradas.

que posee dos medallas doradas en su haber (Atenas 2004 y Beijing 2008). Hasta la reciente Copa América, se decía que Messi no ganó nada con la albiceleste. ¿Y el oro en Beijing? ¿No cuenta? ¿Por qué? Inclusive Maradona quería disputar los juegos del ’96 en Atlanta.

Parece que para el resto del universo deportivo, a excepción del deporte del balón, no hay honor más grande que concurrir a esta cita de cada cuatro años. Inclusive para el baloncesto, donde hemos visto a tres de los más grandes jugadores de la historia sacando campeón a su país de la mano de Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird. Esto sucedió en Barcelona ’92.

No se puede exigir resultados si no se está dispuesto a ceder para ello. Nadie gana nada sin entregar algo. De todas las delegaciones presentes del Comité Olímpico Argentino, la AFA es quien mayor estructura tiene y más material posee. Si lo pensamos, se podría haber conformado un mix de estos juveniles (que han jugado bien) y un par de nosmbres de renombre para darle categoría, experiencia y oficio.

¿Alguien sabe por qué Uruguay tiene 4 estrellas en su camiseta? Dos de esas cuatro estrellas son de los Mundiales de Uruguay 1930 y Brasil 1950, pero los otros dos son de los Juegos Olímpicos de Paris 1924 y Amsterdam 1928. En este último, Argentina cayó contra los campeones defensores del título, siendo esta la primera medalla obtenida por el fútbol argentino en la historia del olimpismo. Uruguay no olvida que primero que todo, fueron campeones olímpicos cuando no existían los mundiales. Y le dan tanta importancia como a los mundiales que después obtuvieron. Nosotros deberíamos hacer lo mismo.

Ser olímpico es un sueño. Todo el deporte lo sabe, excepto el fútbol argentino de nuestro país. Lo peor, es que hay material de sobra para ganar medallas en la máxima cita que el deporte global puede dar. Es hora de cambiar eso.