REALIZADA EN EL EL ESTADIO BICENTENARIO DE LA FLORIDA
(Fuente: COA)
La ceremonia de clausura de los XIX Juegos Panamericanos – Santiago 2023 no se realizó en el mítico estadio Nacional, como la de apertura, sino en el estadio Bicentenario de La Florida, que fue inaugurado en 1986 y remodelado completamente en 2008, para ser sede de la Copa Mundial Femenina de Fútbol Sub 20. Es propiedad de la comuna de La Florida, aunque fue entregado en comodato al club Audax Italiano. No sólo alberga partidos de fútbol sino también importantes recitales. Hoy sirvió para recibir a las delegaciones que participaron en estos Panamericanos.
Toda la ceremonia se basó en la geografía y la cultura chilena, muy especialmente en la cordillera de los Andes y en los ritmos tradicionales que son traspasados de generación en generación, como el chinchín y la cueca, pero no en estado puro sino provocando un diálogo fluido entre la tradición y lo contemporáneo a través de una relectura estética que permita establecer una comunicación directa entre raíz y futuro, siempre destacando la importancia de la diversidad, equidad y el respeto por todos y todas quienes habitan el territorio chileno. La escenografía estuvo inspirada en la cordillera de los Andes y el sol. Se hizo un homenaje a la impactante presencia de la cordillera a lo largo de todo el territorio y se insinuó también su carácter atemporal, volviéndola testigo del pasado, presente y futuro de la historia.
Con esa música de los ritmos tradicionales se inició la cuenta regresiva, y al llegar esta a cero el cielo se iluminó con un show de fuegos artificiales, hecho que, a la espera de que anochezca, retrasó en media hora el inicio, pactado en principio para las 20. Luego de ser anunciadas las presencias del presidente de Chile, Gabriel Boric, del de Panam Sports, Neven Ilic y del Ministro del Deporte, Jaime Navarro. Ingresó la bandera chilena portada por una joven promesa del deporte local, Matías González, quien a los 15 años acaba de ganar la medalla de bronce en Figuras del Esquí Náutico. En el escenario doce cadetes militares la recibieron, para luego izarla mientras se escuchaban las estrofas del Himno Nacional, entonado por 50 músicos, 10 de cada una de las 5 Fuerzas Armadas (carabineros, policía de investigaciones, Ejército, Armada y Fuerza Aérea).
Mientras la DJ y bailarina chilena Yeimy Navarro ponía con su música un clima festivo, ingresaron las banderas de las 41 delegaciones que participaron de los Juegos, llevadas por sus abanderados. La bandera argentina, en manos de la esgrimista Isabel Di Tella y el el jugador de voleibol Facundo Conte, abrió el tradicional desfile. Por el pasillo principal apareció una nutrida y colorida caravana marchando hacia el escenario, mientras se escuchaba el tema “La Partida”, del cantautor chileno Víctor Jara.
De repente, la artista Pascuala Ilabaca surgió en el escenario tocando su acordeón con sonidos alegres y vibrantes, entonando su canción “Por qué se fue la Paloma”. Para finalizar el momento, se sumó el conjunto musical Inti Illimani Histórico, y entonaron juntos la festiva canción “Fiesta de San Benito”.
Uno de los momentos más emocionantes de la noche se vivió cuando el presidente del Comité Organizador de los Juegos, Harold Mayne Nichols, y la mascota Fiú, les entregaron un reconocimiento simbólico a cinco de los voluntarios por su espíritu de colaboración, ya que sin los voluntarios sería imposible la realización de los Juegos.
Neven Ilic y Jaime Navarro pronunciaron los discursos de cierre. Luego se escuchó el Himno de Panam Sports, mientras eran arriadas las banderas de Panam Sports y del Comité Olímpico Internacional.
En un hecho simbólico, el presidente Gabriel Boric le entregó las banderas a Neven Ilic para que éste, a su vez, las deposite en manos del alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, y de la Ministra del Deporte de Colombia, Astrid Rodríguez Cortés representando así el paso de la responsabilidad de los Juegos, de un país a otro. Y se escuchó el Himno Nacional de Colombia, mientras seis cadetes militares izaban la bandera de dicho país.
Luego, se presentó el show artístico de Colombia, una representación folclórica con los atuendos más característicos de cada región, que concluye con una colorida revista del Carnaval de Barranquilla. La intensidad de la música aumentaba, y mientras bailaban, apareció un video que muestra la inmensidad de la cordillera. Una voz que comenzó a recitar el poema “Cordillera” de Gabriela Mistral rindiendo así un último homenaje a la cordillera y la cultura de Chile. La danza culminó con un gesto que apagó la llama del pebetero, representando el fin de esta versión de los Juegos Panamericanos.
La fiesta se cerró con música. El concierto se inició con el cantautor chileno Joe Vasconcellos y terminó con el toque internacional que le dio el dominicano Prince Royce, al ritmo de la bachata y la música tropical. Como no podía ser de otra manera, el espectáculo finalizó como comenzó: con fuegos artificiales. Y con la tradicional leyenda de despedida a un Juego y bienvenida a otro. En este caso fue el “Chau, Santiago; hola, Barranquilla”.