El batacazo de Arabia supone un mayor contratiempo para el inicio del equipo de Lionel Scaloni que tiene un reciente precedente en Sudáfrica 2010. El empate sin goles entre México y Polonia ayudan a conversar la fe para clasificar a octavos.
Por Matías L. Sartori | Media Sport Press Agency para «Deporte Argentino Plus»)
Aún se miran entre ellos después de recibir el segundo gol, digno de una obra de arte, de Arabia. Desconcertados. Buscando respuestas. Frotándose los ojos para certificar que todo fue real. El 1 a 2 en el estreno mundialista deja a Argentina sin margen de error. Dos finales en Fase de Grupos: México y Polonia. Esto es el Mundial.
Arabia desplumó de un sablazo los 36 partidos invictos de la Scaloneta. La corona de campeón de América y de la Finalíssima fue manoseada de la forma más obscena. Un rival que, a priori, subestimamos, tiñó el ambiente albiceleste en un verde que más que esperanza parece un color de alguna sensación aún por madurar. Decepción, frustración o impotencia. Los fantasmas de Rusia, Sudáfrica o Corea-Japón se disfrazaron en forma de mascota. Qatar comienza siendo una pesadilla en lugar de un sueño. Y la presión que tantos años costó quitarse, títulos mediante, parece que volvió a caer por su propio peso como una losa que quebrantó esa alegría que se respiraba en el vestuario. 109 minutos que hicieron tambalear esa atmósfera idónea creada a base de partidos ganados.
Pero para colorear algo de optimismo en un lienzo que comenzó con una primera mancha, Argentina depende de sí misma. Eso sí, ante una México que tiene cuentas pendientes (desde Alemania 2006 y Sudáfrica 2010 donde cayeron ante Argentina) y una Polonia que tiene un Lewandoski que también ya avivó la polémica hace meses sobre las palabras de Messi y el Balón de Oro.
Existe un precedente en la historia de los Mundiales en el que la selección nacional puede mirarse en el espejo: España en Sudáfrica 2010.
Si bien Argentina también perdió ante Camerún en el primer partido del Mundial de Italia 90, acarició la gloria en una final que perdió ante Alemania. España, hace 12 años, llegaba a Sudáfrica siendo campeona de la Eurocopa de 2008, con un juego solemne y un equipo donde destacaba más el aspecto colectivo que el individual. En aquella cita mundialista en suelo africano, La Roja tropezó en su partido inaugural ante Suiza. Ese torneo, la selección de Vicente del Bosque salió reforzada y terminando ganando su primera estrella. Un hecho único e irrepetible que Argentina, que también viene de ser campeón continental y perder en su estreno mundialista, deberá emular si desea volver a confirmarse como favorita.
Esto es un Mundial y todo puede pasar. Y para ser campeones del mundo, o al menos volver a ganarse la etiqueta como candidata, mínimamente sumar sendas victorias en los próximos dos partidos.
Foto: AFA