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Hockey césped: ENTREVISTA A SERGIO «CHACHITO» VIGIL (segunda parte)

HIZO UN REPASO DE SUS ETAPAS COMO ENTRENADOR 

(Gentileza programas de radio: «Sobre La Bocha» y «Deportivamente»; informe: Fabian Simon para «Hockey Argentino Plus»: fotos Instagram: «aymarlucha», «vaninaoneto», «popociolfi», «gabrielminadeo», «cachovigil1965»)

En la décima edición de los programas de radio «Sobre La Bocha» y «Deportivamente» emitidos el día domingo 10 de Mayo del 2020 por MG Radio, se hizo presente por segunda vez en los ciclos el destacado entrenador como Sergio «Cachito» Vigil. Esta vez habló sobre su etapa de jugador, entrenador y al final contestó en la sección «Toque y Pase», algunas preguntas descontracturantes.

 

-Te llevamos al año 1983 cuando Andrés Rosso, te lleva a dirigir la primera división de Los Cedros, ¿Cómo fue la propuesta? ¿Qué te llevó a decir que si? 

«Fue un momento bisagra en mi vida como entrenador y como educador, hubo más momentos bisagras pero este fue el más importante. Bueno, yo estaba entrenando el sub 18, sub 16 y sub 14, y el entrenador de la primera era Marcelo Ramos, una persona que yo quiero muchísimo y que por cuestiones laborales iba a dejar de entrenar, y Andrés, que era mi entrenador en Ciudad de Buenos Aires, y quien me llevo a Los Cedros, comienza con el plantel de primera y entre el plantel y él, acuerdan que la persona indicada para dirigir la primera era yo. Yo era muy joven y eso era un gran desafío, no solo para mí, sino para el equipo, que cuando me lo propuso sentí nerviosismo pero también satisfacción y entusiasmo. Los Cedros me ayudo a formarme como entrenador y como conductor humano, aprendí muchísimo y aprendí a mirar al deportista más allá de la retina, a comprender emociones y también a lanzarme al vacío porque la pasión y el entusiasmo eran mucho más fuerte que los miedos que llevaba a dirigir una primera, que en ese momento estaba en la Categoría B peleando descenso. Pero mi objetivo siempre fue que el equipo jugué como un plantel de primera «A».»

Cachito, luego de la pregunta anterior, recibió el saludo de un gran amigo para él que es Marcelo Garraffo, y sus sensaciones al escucharlo fueron las siguientes: «Estoy emocionado, me pasan muchas cosas pero primero quiero darle las gracias por este audio y a Marcelo por las palabras que ha expresado y estoy shockeado. Él me ha expresado mucho estas cosas pero nunca así y de sorpresa y todo junto, lo que puedo decir es gracias. Marcelo fue ese entrenador que me invitó en cada momento a conectarme con mi abundancia y no con mi escasez, me invito a ver aspectos de mi fortaleza. Yo jugaba de win en el seleccionado juvenil y había quedado en el seleccionado juvenil de Buenos Aires y en el año que él empieza a ser entrenador, yo paso a jugar de volante central y quedo afuera de ese seleccionado juvenil. No me olvido más que Marcelo me dijo, Cachito, si seguías jugando de win hoy estarías en el seleccionado de Buenos Aires pero yo te aseguro que vos vas a vestir la camiseta Argentina, la Nacional y mucho más que eso, solamente confiá. Y a partir de ese momento, empezaron una serie de acontecimientos con Marcelo y hablábamos de hockey en su casa, lo admiraba como jugador y entrenador, antes de llegar a los entrenamientos del club me los mostraba y me preguntaba si tenía algún ejercicio para agregar.»

-En 1997, un profesor y amigo como Luis Ciancia, te pone a cargo de la selección como head coach, ¿Cómo fueron esos primeros pasos? 

«Ese momento fue un momento mágico, un momento pleno de entusiasmo e incertidumbre, miedos, dudas, ganas, todas las emociones de alguien que va a emprender algo que siempre soñaste pero que no imaginabas que ibas a dar en ese momento. Estaba entrenando la primera del Club Ciudad de Buenos Aires y teníamos un sueño muy grande que era llegar a lograr nuestro primer título para las damas del club e íbamos camino a eso y se presentaba el cuarto año y ya estábamos ahí muy cerca, y de repente viene este ofrecimiento de Luis, que como Marcelo fue mi maestro, Luis fue mi segundo padre y confió de la misma manera que Marcelo, para que esté en el seleccionado y vio mis atributos. Cuando dirigía equipos, él era hincha de mis equipos. Cuando vuelve de España, lo iban a nombrar como head coach y me dice: quédate sentado que te doy una noticia, me nombran head coach pero yo quiero que seas el entrenador de las damas y que Marcelo sea entrenador del masculino. Me costó mucho dejar Ciudad porque era mi sueño de ese momento y después de muchas charlas me dijo algo que me marcó para toda la vida: Cachito, yo hoy te elijo porque sos la persona más apropiada.»

-En tu libro tenés la anécdota de «La Leona», ¿Cómo lograste que esa Leona se convierta en logo y quede estampada en la camiseta? 

«La Leona nace porque siempre estuvo, siempre estuvo dentro de los cuerpos, la mente y la esencia de este grupo de chicas. La Leona se fue gestando en muchas generaciones, desde las que iban en barco a jugar un mundial, las que entrenaban a las doce de la noche al lugar de Marangoni, hasta las que pagaban para hacerse un viaje y los equipos de selección que iban a un torneo en menor condiciones que los demás pero sacaban algo que los hacia distinto. La Leona estaba agazapada dentro de ese ADN de tantas generaciones y había que sacarla afuera y distinguirla, como leona deportiva y leona de la vida. Un día apenas conocí al grupo, en un proceso de cuatro años, la psicóloga Nelly Giscafre, nos dijo tienen un equipo de Leonas, sepan que se potencian ante la presión y cuidan como nadie a su compañera y va en busca de la presa. Pasaron cuatro años de muchas transformaciones, hasta que un mes antes de Sidney, la Leona se pudo visualizar, no salió el nombre y el logo, sino que salió el espíritu y ese logo se construyó y estuvo dentro del equipo, porque el logo con un bosquejo, de la hermana de Marcela Manes que es mi esposa, Inesita Arrondo lo toma y hace que represente al equipo. Y fue a enfrentar la presa, que era la presea en Sidney 2000, la Leona no es un logo ni un nombre, es una forma de sentir y de pelear por los sueños.»

Cachito fue medalla plateada de manera consecutiva en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 y Atenas 2004, por ende el invitado recordó aquellos momentos de la siguiente manera: «El juego olímpico para mi es algo sagrado y lo que es sagrado es el transito al juego olímpico. Una invitación que le hago a todos los equipos, no solo deportivos sino que de la vida, como familiares, profesionales, es que podamos construirnos en seres olímpicos, cada uno de nuestros días. Construir un ser olímpico es algo permanente, una lucha permanente por el respeto a vivir y dejar vivir, es un desafío permanente a generar redes, amistades y posibilidades. A mí me paso que como jugador no pude ser olímpico, jugué tres mundiales pero nunca un juego olímpico y me había quedado un sinsabor enorme. Siempre me decían que un jugador y un equipo se recibían de deportistas y de equipo cuando podían llegar a un juego olímpico. La vida me regaló lo que es ser olímpico y Luis me premio y me puso en un ciclo donde había un juego olímpico y pudimos ser por primera vez medallistas olímpicos. La vida es proceso y hoy me preparo para algo más que un mundial o juego olímpico, para ser campeón todos los días como ser humano. El olimpismo para mi es mucho más que un juego olímpico.«

-En el mundial del año 2002 saliste campeón con las chicas, ¿Cuáles fueron las sensaciones al levantar la copa? ¿Qué palabras les diste a las chicas? 

«Fue ese tránsito del 2000 al 2002, el más poderoso que me tocó vivir como entrenador. Las Leonas fueron una bisagra en mi vida, no solo en lo deportivo sino que en lo humano  y ese tránsito fue el más hermoso que pude haber vivido. Me acuerdo que después de la final de Sídney 2000, esa medalla de plata valió oro pero no fue de oro, no solo por un rival poderosísimo que quizás si la jugamos de nuevo, quizás la perderíamos pero también sé que podíamos jugarla de otra manera esa final. A partir de ese momento, el creer provocó crear, crear las condiciones para que sea un equipo que, sea el mejor equipo del planeta en todo aspecto, empezando por valores, por todo lo que es la actividad y lo que es técnico, físico, mentalidad y hambre. Se fortificó la Leona que hoy es en el mundo, que a medida que pasan las generaciones cada uno pone su esencia, pero creo que hoy se forjó una esencia indestructible. Yo no creo que haya equipos ni personas invencibles pero sí creo que hay equipos y personas indestructibles y lo indestructible está relacionado con ese valor y esa esencia.»

-En los Play Off 2019, tuviste a River en Damas y a Ciudad en caballeros entre los cuatro mejores del torneo, ¿Qué sentiste en ese momento al saber que tus dos equipos estaban luchando en los partidos más importantes del año? 

«Es verdad, fue hermoso porque primero es algo maravilloso que River, un sueño, que Las Vikingas estén luchando y me hace acordar a cuando luchábamos para ascender y para no descender. Siempre soñábamos con ser el mejor equipo y llegar a los play off y salir campeón. Desde el 2013 hasta el año pasado, fueron todos play off seguidos, un día entramos a los play off y a partir de ahí, cada año los jugábamos. Se llegaron a tres finales con una ganada y el año pasado lo que viví fue: primero alegría, de ver ese sueño hecho realidad, se perdió por shoot out en un partidazo con GEBA. Después Ciudad, el club que me formó, que me enseñó todo y donde viví las cosas más lindas como jugador, tenía la posibilidad de estar acompañándolo desde el lugar de manager junto al Topo Cicileo, y estábamos viendo un equipo muy joven de Ciudad, jugando esa final junto a un gran equipo de Banco Provincia. Me tocó vivir uno desde el costado de la cancha ayudando, aportando al equipo desde otro lugar con el CT de Las Vikingas y con Muni como hincha, con los compañero que jugué toda la vida y con las divisiones menores, cantando canciones con la bandera. Fue maravilloso.»