Delfina Dini es la única cordobesa en el equipo argentino de natación que competirá en Buenos Aires 2018.
(Fuente: Mundo D – cronista Eugenia Mestri)
Delfina Dini (17 años) guarda su “gorro de la suerte” y se embarca en un viaje de 20 días hacia el perfeccionamiento de su técnica. En Australia la espera Bill Sweetenham, el prestigioso entrenador que trabaja junto a la selección argentina de natación y tuvo entre sus destacados nadadores a Ian Thorpe. Desde allá comparte cada devolución con Héctor Sosa, su coach en Córdoba y quien llevara a Georgina Bardach a ganar la medalla de bronce olímpica en Atenas 2004. “El Bochi” la aguarda aquí junto a su familia para darle un abrazo que intente transmitir la alegría y el orgullo que le generó su confirmación para ir a los Juegos Olímpicos de la Juventud, en octubre en Buenos Aires.
La cordobesa será una de las seis representantes que la natación argentina tendrá en Buenos Aires 2018, y lo hará con la segunda mejor marca del equipo después de la campeona mundial juvenil Delfina Pignatello.
Dini, a sus 17 años, se ilusiona “con estar en la villa, en el parque olímpico…”. Es que pese a su corta edad, sabe bien lo que quiere.
Por eso, no le cuesta levantarse a las 4 de la mañana desde que tiene 12 años. Sus compromisos diarios encajan como un tetris desde que se tira a la pileta a las 5 y vuelve a casa después del segundo turno de entrenamiento y gimnasio a la noche, previa asistencia al colegio. “Pero sólo tengo doble turno lunes, martes y jueves”, suaviza.
Sin embargo, la palabra “sacrificio” no está incluida en su diccionario. “Me gusta lo que hago”, remarca. Pero a esta altura, la aclaración parece innecesaria.
La cordobesa, que fue premio Estímulo de La Voz en 2015, nada desde que tiene 7 años y en Buenos Aires 2018 competirá en los 400 y 800 metros libre.
“Con el tiempo de los 800 (8m43s) tengo muchas posibilidades de sacar diploma. Con los 400 (4m15s) es más complicado porque mientras más larga es la prueba mejor me va. Pero tengo buenas expectativas”, dice.
–Decís que desde 2015 los Juegos eran tu objetivo. ¿Cómo te preparaste para lograrlo?
–En estos tres años crecí mucho y me cambió mucho la cabeza. Además, el entrenamiento fue cada vez más duro y se intensificó cuando veíamos que tenía cada vez más posibilidades. Y este verano estuvo muy pesado, porque tenía que hacer las marcas.
–¿Qué tenés que pulir de acá a los Juegos?
–En Australia corregí muchas cosas, pero tengo que mejorar mucho la largada y un poco la brazada. La patada es mi fuerte.
–¿Cuánto te suma compartir los entrenamientos con Delfina Pignatello?
–Yo entreno mucho con “Delfi” porque somos las únicas dos fondistas y me sirve tener alguien con tan buen nivel para ir a la par. Acá en Córdoba tengo la suerte de entrenar todo con hombres, entonces siempre me tiran.
–¿Y les ganás o no?
–Y… a veces sí.
La timidez de Delfina se escabulle por un ratito en su sonrisa. El reloj marca el inicio de un nuevo turno de entrenamiento y ella toma su bolso y encara hacia la pileta. En menos de dos meses su bolso tendrá bordado el logo del Comité Olímpico, y en su interior estará ese gorro que le regaló su novio y que, a fuerza de buenos resultados, se transformó en su cábala junto a las antiparras.
En casa la esperará su repisa llena de medallas, con ganas de lucir un diploma, por lo menos.