Tras algunas previsiones no muy alentadoras del clima, el domingo del Ironman Florianópolis se presentó espectacular, con un sol brillante que salió puntualmente a las siete en todo su esplendor, poco después de la largada de los atletas de elite, entre los cuales estaban los locales Igor Amorelli, Thiago Vinhal, Frank Silvestrin y otros.

(Fuente: atletas.info) 

Ironman Florianópolis y un día perfecto

Si bien el sol se hizo sentir para algunas después de la T2, las condiciones en general fueron perfectas, por lo cual se presagiaban buenos cronómetros. Y así lo fue entre las PRO femeninas, con victoria -repite del año pasado – de la estadounidense Sarah Piampiano, que destrozó el récord del circuito con un tiempo de 8h40m48s -el anterior le pertenecía a Susie Cheetham (8h52m).

En segundo lugar llegó la brasileña Pamella Oliveira, que debutaba en la distancia, y terminó con 9h03m46s. En tercer lugar llegó otra brasileña, Bruna Mahn, con 9h16m55s.

Potts no tiene fecha de vencimiento

Entre los hombres que buscaban uno de los tres slots que se pusieron en juego para los PROs, Igor Amorelli (ganador un mes atrás del 70.3 también en Floripa) salió adelante en la natación, pero poco a poco fue perdiendo terreno.

Primero, ante el británico William Clarke, y después ante el fantástico Andrew Potts, de 42 años, que acabó llevándose el Ironman de Florianópolis en 8h02m57s, ante el delirio de miles de aficionados que llenaron las calles de Jureré Internacional y alrededores.

Finalmente, Clarke se quedó con la segunda colocación, con 8h06m30s, y el brasileño Frank Silvestrin, de firme prueba, se adueño de la tercera plaza para Kona (8h10m19s).

Galíndez sigue a paso firme

Una vez más, vale destacar la actuación del argentina Oscar Galíndez, de 47 años, campeón del Ironman Brasil en 2003, 2006 y 2007, que completó el recorrido en 8h53m50s y así consiguió vencer su grupo de edad, 45 a 49 años, asegurándose su lugar en el Mundial de Kona.

Además, como suele suceder en Ironman, se vieron muestras de superación como esta, la del increíble Fabio Rigueira: