Argentina empató a uno con España y se despidió del futbol olímpico en la primera fase. Mikel Merino marcó a los 66′ y Tomás Belmonte empató casi sobre el final. La derrota ante Australia y el triunfo de Egipto sobre los ‘Aussies’, terminaron por eliminar a la albiceleste.

Por Ezequiel P. Pernica (Agencia VEIEM 360) para Deporte Argentino Plus

No se pudo. El combinado de Fernando Batista no pudo seguir adelante. Aquella dura derrota con Australia en el debut, le terminó costando la clasificación. El triunfo ante Egipto y el empate con España no alcanzaron. Si bien Argentina jugó mejor en el segundo y en el tercer partido, lo cierto es que el combinado sub-23, comenzó tarde el torneo con un debut muy por debajo de su nivel.

En un duelo muy igualado, Argentina complicó en más de una ocasión a La Roja, que trajo a Japón la mitad del equipo de logró las semifinales en la Eurocopa. Las más peligrosas del primer tiempo vienieron de los pies de Barco sobre la izuierda, el ex Independiente remató de media distancia y complicó a Unai Simón, que despejó al córner.

España, muy cómoda con el manejo del balón de la mano de Pedri (mejor jugador joven de la Eurocopa), recién logró generar peligro real al arco de Ledesma sobre el final de la primera parte con un tiro libre de Dani Olmo que se marchó por arriba del travesaño.

En el segundo tiempo, España tomó las riendas del partido. Oyarzabal tuvo el gol en sus pies pero Ledesma volvió a dejar a su rival con la miel en los labios. Pero a los 20′ del complemento, Merino definió una interesante jugada colectiva ante la pasividad defensiva y definió al palo derecho de Ledesma.

Ya sin Barco en cancha (salió en el descanso) ni con Mac Allister, pero con Payero y De La Vega, Argentina buscó el empate con mucho tezón, empuje y corazón… pero desgraciadamente, sin mucha claridad. Gaich, tuvo el gol en sus pies y malogró la oportunidad.

No obstante, Argentina tuvo premio. Belmonte empató el partido a pocos minutos del final tras un tiro de esquina y Belmonte ganó de cabeza ante Unai Simón. El árbitro pitó el final y la desazón inundó Saitama.