Los seguidores del «breakdance» complacidos con estar en los Juegos de la Juventud
(Fuente: Agencia EFE)
El «breakdance» nació en las empobrecidas y olvidadas calles de El Bronx entre jóvenes que encontraron refugio en la música y el baile, pero ahora llega a las Olimpiadas de la Juventud con la complacencia y las expectativas de sus seguidores.
Es difícil caminar por las estaciones del metro de Nueva York y no toparse con jóvenes que dan giros en el aire y piruetas a ritmo de «hip-hop», como lleva ocurriendo durante las casi cinco décadas en que el baile ha viajado desde Canadá, que recibió la primera gira en 1981, a Francia, Japón, Turquía, Emiratos Árabes, el Reino Unido, Sudáfrica o América Latina.
«Nuestra danza es muy atlética. No puedes hacerlo si no estás en excelentes condiciones, tienes que entrenar como un atleta. Creo que es muy bueno que esté en las Olimpiadas. Es una danza que viene de culturas, de mi vecindario», dijo a Efe en el sur de El Bronx Richard «Crazy Legs» Colón, uno de los más conocidos «B-boys» en el mundo, como se conoce a los chicos dedicados a este baile.
Colón, de 51 años, será miembro del jurado que evaluará a los primeros competidores del «breakdance» en las Olimpiadas de la Juventud en Argentina en 2018.
Su inclusión en los juegos sorprendió a muchos, y él se declara complacido por la oportunidad que supone para este baile que nació a principios de la década de los 70 del siglo XX, entre jóvenes pobres negros y puertorriqueños.
Pero «Crazy Legs» también manifiesta su preocupación sobre la clasificación y evaluación de los competidores y se pregunta por qué no se consultó a la vieja guardia, algo que el veterano «B-boy» ya comunicó a los organizadores.
Colón, de origen puertorriqueño, les sugirió que a partir de este evento se acerquen a comunidades como la del vecindario en que creció, que se ofrezcan talleres y se eduque a los jóvenes para que tengan la oportunidad de entender que pueden llegar a unas olimpiadas.
«No hay diferencia entre la gimnasia y el «breakdancing». No hay daño en el cuerpo, como en el boxeo», afirmó orgulloso sobre el baile, uno de los cuatro componentes del «hip-hop».
Este fin de semana, Colón ejerció de jurado en una de las competiciones más importantes en Nueva York, a beneficio de la Ronald McDonald House, que alberga a niños de familias con escasos recursos durante su tratamiento médico allí.
Para jóvenes como D-Texas, de 29 años, que participó en ese mismo evento, la inclusión del «breakdance» en las Olimpiadas «abrirá oportunidades» para que jóvenes desarrollen su talento.
Al echar una mirada al pasado, Colón, considerado una figura legendaria, recuerda el momento en que los chicos del barrio, plagado de pandillas, criminalidad y sin muchas oportunidades, se reunían en parques para bailar y competir.
«La gente no tenía dinero y esa era una situación generalizada. La gente luchaba por sobrevivir. A veces tenías una familia disfuncional y bailar era una experiencia liberadora», agregó el también líder del grupo Rock Steady Crew, responsable de llevarlo alrededor del mundo desde la década de 1980, cuando el «hip-hop» llegó a «mainstream» y a teatros como el Lincoln Center.
Recordó que solo tenía diez años cuando empezó a bailar. Le gustaban el béisbol y el boxeo pero, en un hogar de seis hermanos con una madre soltera, no había dinero para comprar el equipamiento para practicar esos deportes. «Para bailar solo necesitaba zapatillas», comentó.
«Veíamos a gente bailando mambo, al cantante James Brown, a Roberto Rohena (músico y bailarín puertorriqueño de la Fania). Todos fueron inspiración para nosotros en El Bronx. Había estilos asociados a los afroamericanos y puertorriqueños, que introdujimos diversos sabores, como el de la salsa. Era la forma en que respondíamos al «beat», indicó.
El «breakdance» también bebió de las artes marciales, de la gimnasia y otros bailes, agrega.
«Todo dependía de lo que miráramos. Todas estas cosas se unieron y formaron este acrobático y competitivo baile. Además, éramos chicos jóvenes que queríamos llamar la atención de las chicas. Bailábamos, competíamos y llamábamos su atención», recordó.
Colón y su Rock Steady Crew, con representantes en diversos países y que al principio eran en su mayoría puertorriqueños, continúan dedicándose a enseñar el arte del «breakdance» alrededor del mundo.